sábado, 5 de enero de 2008

El tamaño del miedo

La salida de Carmen Aristegui de W Radio por "incompatibilidad de modelo editorial" con los directivos de la empresa, constituye sin duda alguna un golpe, uno más, a la libertad de expresión en este país.Representa la confirmación (por si hiciera falta) de que la derecha fascista hoy en el poder no se diferencia del franquismo español más que en dos cosas: el hecho de que Francisco Franco no era alcohólico, y que hasta donde se sabe nunca tuvo un "colaborador íntimo" de ésos que les gusta soplar nucas.Y sí, hago la referencia a la dictadura ibérica para que quede bien claro que el cerebro de esta paulatina cerrazón y endurecimiento del régimen hacia el fascismo "a la mexicana" no es otro que el gachupín madrileño cuya familia posee gasolineras en Campeche en las cuales se expenden litros incompletos y se roba a los consumidores. Para más señas, dicho responsable de la salida de Aristegui de la radio gusta de emplear recursos públicos y elementos del Estado Mayor Presidencial para organizarle fiestecitas de cumpleaños a su hija, para las cuales contrata los servicios de ex-reinas de belleza que desprecian a las "nacas" y "prietas" pero que gustosamente se prostituyen como "máistras de ceremoñas" en dichos "eventos".Para ser todavía más precisos, el que tuvo la "idea" y dio la orden de sacar a Aristegui del aire es un orejón petulante que se cree metrosexual, sueña con ser gobernador de "su estado" (aunque como ya dijimos, nació en Madrid) y en sus ratos de ocio se encierra con Fecal en el despacho presidencial a "debatir" sobre los problemas nacionales, labor tan delicada que la hacen a solas durante dos o tres horas, y tan agotadora que cuando salen se dan masajito mutuamente para relajar la tensión. No por nada al baturro en cuestión lo apodan el Martito Mouriño.Y sin embargo, ¿qué nos dice esto, más allá de los graznidos de ganso y los chillidos de marrano de quienes se congratulan ante esta cochinada? Los que "festejan" y se felicitan unos a otros por la censura a Aristegui (como si ellos hubieran sido los que presionaron para que despidieran a Carmen y no el "gobierno" federal: pobres imbéciles, ignorados hasta por la propia escoria a la que le aplauden) son totalmente prescindibles y su "opinión", irrelevante. Si un niño de dos años se caga en el patio, el papá del mocoso recoge la caca y forma con ella la palabra "PAN", la basura fecalista aplaude. Así son ellos; por ende, lo que opinen o festejen sale sobrando.Lo verdaderamente importante y que podemos sacar como una valiosa conclusión de esto, es que estamos demostrando una vez más el tamaño del miedo que atenaza a quienes se robaron la elección el año pasado. ¿Por qué?Muy sencillo: el hecho de haber "presionado" a Grupo Prisa para que sacara el espacio informativo de Carmen de su programación, y que para sustentar la "presión" el dizque gobierno fecalista haya prometido a los españoles de Prisa jugosas perspectivas de negocios en México, nos indica la verdadera fuerza del periodismo honesto y veraz de Aristegui y de todos aquellos que realizan una labor crítica y objetiva. Molestan tanto en las alturas que Fecal y su amante tienen que salir a literalmente ofrecerle las nalgas a los empresarios españoles y decirles que a cambio de que corran a Aristegui ellos se comprometen a brindarles jugosas oportunidades de hacer billete.Las facturas que el pelele tiene que pagar le salen cada vez más caras. ¿Qué le irán a pedir al borracho asqueroso que se cree Presidente la próxima vez que vaya llorando a pedirles chichi y rogarles que lo rescaten de su naufragio? A lo mejor le dicen que con gusto lo sacan de la bronca censurando a otro periodista incómodo (¿Ricardo Rocha?) pero que a cambio quieren las escrituras de medio país. Y Fecal, a no dudarlo, estaría dispuesto a firmar lo que fuera. Así, de ese tamaño, es el miedo de ese cabrón patético. ¿Alguien cree realmente que Fecal gobierna cabalmente en México? No actúa: reacciona. Vive atemorizado porque no puede salir a la calle sin que le mienten su pinche madre, a veces incluso en recintos cerrados y con público "escogido". Hasta ahí se cuela la RCP para recordarle a ese gusano que se robó la presidencia, que es un alcohólico disfuncional sin dignidad y que además de todo ni siquiera lo dejan disfrutar lo que se robó: es manejado como títere por quienes lo ayudaron en el robo.Quitar del camino a una periodista valiente, objetiva, veraz y honesta les salió caro. Pero no han terminado de pagar. La cuenta pendiente, esa que el pueblo ha llevado durante décadas, desde 1910, cada vez es más grande. Y todo, TODO, está registrado. Cada agravio, cada golpe, cada burla, cada cinismo, cada crimen. Y está generando intereses. No podrán escaparse de pagar.